- Vamos a ver, Aria, es imposible. Ese chico no te conoce de nada, ¿cómo te va a regalar un perro?- Me digo.- Tan solo sabe tu nombre ¿y ya te va a estar haciendo regalos? Y encima un perro, como si fueran baratos.- Bueno, para mí lo es, pero para un chico que trabaja en un bar-restaurante no creo que le cueste poco esfuerzo que digamos.- Brutus, Brutus... Si supieras hablar me lo dirías, ¿verdad pequeñín?- Me sorprende que me ladre, es como si lo hubiera entendido.
- ¡Lo tengo! ¿Sabes lo que vamos a hacer, Brutus? Mañana nos dejaremos caer por ahí como quien no quiere la cosa... Seguro que te permiten entrar, bueno, esperemos... Y si se me pinta la oportunidad de hablar con Christian y preguntarle lo haré disimuladamente.
Me despiertan las
lametadas de Brutus. Este perro me cae cada vez mejor. Me hace
sonreír. No me siento tan sola, y el continuo dolor que va desde mi pecho hasta todos y cada uno de mis músculos ya casi ha desaparecido. Lo cojo en brazos, damos vueltas
por la cama, le rasco y él corretea a mi alrededor.
Tras el bostezo más largo del mundo hago la cama y me voy a
hacer el desayuno. Me preparo unas tostadas con mantequilla y
mermelada de melocotón y me como un pequeño trozo de tarta de
manzana que sobró ayer en la cena. Le echo comida a Brutus mientras
me voy a vestir.
Hoy me siento tan
extrañamente alegre que pongo la música a todo volumen y se oye por
toda la casa. Voy tatareando hasta el armario y medito unos minutos
sobre qué ponerme.
Como sigue haciendo mucho calor eligo un top blanco y
una falda con estampado muy fresca. Lo conjunto con unas sandalias
romanas blancas.
Me hago una trenza de
raíz cogiendo todo el pelo y solo me pinto los labios con un gloss
marrón claro.
Preparo mi bolso rojo de chanel repasando todas las cosas para no dejarme nada, le pongo la correa a
Brutus y cierro la puerta con llave.
No voy a coger el coche
porque me será imposible aparcar, así que decido coger un taxi. Y
como no sé la calle exacta del bar le pido al taxista que me deje
en una entrada de Central Park, de allí sabré llegar a pie.
Hoy nos cuesta una
eternidad llegar, pero los tres cuartos de hora que hemos estado en el taxi los he pasado pensando en el adorable chico de ojos azules y pelo castaño despeinado. Paseo un poco a Brutus por el parque y dejo que
haga sus necesidades. Entre unas cosas y otras llegaremos al bar ya
a la hora de comer.
No me equivocaba,
llegamos a las 2 de la tarde. Por suerte dejan entrar al perro pero
solo si lo ato y si empieza a dar mal tendría que sacarlo a la
puerta.
Nada más entrar se puede apreciar que está lleno de gente. Como solo soy una no tengo
problema para encontrar una mesita, aunque está lejos, cerca de los baños.
Ato a Brutus, me acomodo
y busco con la mirada a Christian. Vaya, no lo veo... Será mejor
que mire la carta, se van a dar cuenta de que busco a alguien...
- Buenos días, señorita Aria.- Antes de levantar la mirada sé de donde salen esas palabras. Es Christian... A pesar de haberle oído solo un par de veces un día reconocería esa voz tan dulce en cualquier lugar, me produce tanta seguridad...
- Buenos días Christian.- Mis palabras fluyen desde la garganta hasta la boca sin siquiera esforzarme en producirlas. ¿Por qué no me tutea?- Puedes tutearme.- Le sonrío.
- Vale, tú puedes llamarme Chris.- Está algo nervioso.- ¿Te has decidido ya?
- ¿Cómo?
- Que si ya sabes lo que vas a comer...- Ríe. Por favor, que tonta soy.
- Pues... ¿qué me aconsejas?- Pero por qué hablo así, ésta no soy yo.
- Sin duda, las Buffalo wings (*alas de pollo).- Está mirando de reojo a Brutus con cara rara, como esperando algo.
- Vale, pues una de esas y de beber agua, por favor.- Claramente me lo ha regalado él.
- Muy bien, en seguida estará.- Y antes de irse vuelve a mirar a Brutus... Já, ¡te pillé!
Me trae la comida una
mujer y se lo agradezco. Esto está buenísimo pero me estoy
poniendo un poco pringada.
- Creo que necesitas esto.- Chris viene con un servilletero.
- Muchas gracias.- Se sienta conmigo en la mesa. ¿Pero qué hace? Antes de que pueda abrir la boca él se anticipa.
- Tengo unos minutos libres...
- Ya veo.- Estamos un minuto en silencio sin saber qué decir. Esto es un poco incómodo. Parece que está buscando las palabras necesarias para decirme algo.
- Aria, sé porque has venido aquí, justamente hoy.
- ¿Ah, sí...?
- Sí, justamente un día después de que misteriosamente te regalen un perro. Sabía que eras muy lista, se nota en tu mirada y en tu forma de actuar.
- Así que no me equivocaba, has sido tú. Sabía que eras tú el de la tienda. ¿Me seguiste?- He conseguido que se sonroje. Tampoco quiero hacerle sentir mal, ni mucho menos. Es un chico muy simpático. Antes de que pueda responder le digo:
- Tranquilo, ha sido todo un detalle, muchas gracias, pero...
- Sé lo que vas a decir, un chico como yo comprando un perro tan caro a una mujer que ni conozco.
- En realidad iba a preguntar cómo supiste donde vivía.
- Bueno... es una larga historia.
- ¿Me la cuentas cuando salgas de aquí?
- Claro.- Sonríe como si no hubiera mañana. La otra vez no me fijé bien, pero es guapísimo. Ese pelo castaño hace que esos ojos tan extraños y bonitos resalten. Sus labios son carnosos y se han creado exclusivamente para ir a juego con esa dentadura tan blanca. Tiene unas pequitas en las mejillas, aunque son my claritas y casi no se ven.- Salgo dentro de dos horas.
- Vale, te paso a buscar entonces. Estaba buenísimo por cierto, me alegro de haberte pedido consejo. ¿Me traes la cuenta por favor?
Pago y salgo con Brutus
a la calle.
Le hago una visita a una
vieja conocida que vive aquí al lado y cuando llega la hora Brutus
y yo vamos al bar a buscar al simpático Chris.
Cuando llego a la calle
veo que ya está esperando en la puerta. Está fumándose un cigarro. Sin el delantal se aprecia
lo bien que viste. Lleva unas bermudas azul marino y una camiseta
blanca a rayas del mismo color que el pantalón. También se ha
puesto unas gafas de sol que le sientan jodidamente genial.
Cuanto menos espacio va
quedando entre nosotros más me tiemblan las pernas. Parezco una adolescente ñoña. Sigo sin saber
qué me sucede...
Llego hasta él y no sé
que hacer, pero no me da tiempo a pensar nada porque él me agarra de
la cintura y me da dos besos, como si nos conociésemos de toda la
vida.
Ahí es cuando mi
corazón estalla. El momento en que me toca la cintura me estremezco
y cuando me da los dos besos se enciende mi instinto de mujer. Mi cuerpo está reviviendo
sensaciones que hace mucho que no sentía. Sensaciones que parecen
tan lejanas como la vida misma.
oohhhh, me estoy enamorando de Chrisssssssss
ResponderEliminarlo subistee muy tardee, mejor dicho lo has subido muy pronto xd subiras otro hoy o mañana?
kissesss
Lo subiré ya mañana. Lo tengo listo pero depende la resolución de la encuesta tendré que retocar algunas cosas, y como las encuestas terminan mañana lo subiré después.
Eliminar¡Un beso!
askkldwkjwsaikdj
ResponderEliminarAriaa seee esta enamorando de Chriss, tooooma!
jajajaja
necesito sabeer lo que pasaa con estos dos! sube pronto porfiiss
besoss
Jajajajajaja mañana después de resolver las encuestas lo subiré :)
Eliminar¡Un beso!
Ohh yo tambien quiero que alguien que no conozco nada y además sea un tio bueno me regale un cachorrito. *-*
ResponderEliminarActualiza prontoo tocaya!
Xoxo
Y yo y yo... jajaja
EliminarMañana mismo, después de resolver las encuestas porque igual tengo que retocar algo del capi, que ya lo tengo casi.
¡Un beso guapa!
Que dulce que es Christian!! Me encanta, si Aria no lo quiere lo quiero para mi jejeje besos preciosa
ResponderEliminarJajaja ¡es mu mono, sí!
Eliminar¡un besito!
BUAAAAH! ME ENCANTAAA! por que no habrán chicos como Chris?? jaja
ResponderEliminarBesoos