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lunes, 20 de agosto de 2012

Capítulo 5. Nuevas compañías


Ya han pasado dos meses desde que me mudé a Nueva York, así que ya es Septiembre. Vicky, como es médico, ha insistido en hacerme revisiones cada semana, a mí y a mi niña, aunque es pronto para saber cosas importantes sobre ella, de momento todo transcurre con normalidad.
Tengo el ático totalmente terminado. Lo adoro, tiene mucha luz y todas las habitaciones están cargadas de grandes ventanas por las que se puede ver el río Hudson y otros rascacielos, incluso veo la estatua de la Libertad a lo lejos. La única habitación que no tiene tantas ventanas es la de Vera, que está en proceso. Le he pintado toda la habitación de un color verde pastel muy clarito, con algunas estrellas rosas repartidas por la habitación. Espero que Byron no se equivoque y sea chica, porque sino tendría que volver a pintarla. En la pared donde pondré la cuna colgaré un cuadro con el retrato de Byron.
Me ha costado bastante acostumbrarme al cambio, hacer los papeles, avisar a mis conocidos, arreglar el seguro médico, y sobretodo volver a mi apellido de soltera, Maslow. Sí, ahora soy Aria Maslow...
He estado buscando trabajo, aunque estoy forrada de dinero necesito distracción y salir de casa, pero como estoy embarazada nadie me quiere contratar.
Estoy preparando la comida cuando llaman a la puerta. Me aseguro de que no se vaya a salir la comida del fuego y me acerco preguntándome quién podrá ser a estas horas. Abro la puerta y mi corazón da un vuelvo. Pero... En frente de mí hay una cajita con un cachorro golden retriever. Pero no es un cachorro normal, es el que ví en la tienda con Aron, ese por el que me volví loca. ¿Es posible que el renacuajo se lo haya contado a sus padres y estos me lo hayan comprado? Miro por los pasillos pero no hay rastro de nadie. Cojo la cajita con el cachorro y la dejo en el salón. Todas mis suposiciones se desvanecen al leer la nota que venía en la caja:

Un perro es la mejor compañía del mundo, porque es alegre, juguetón, listo, siempre te hará compañía y estará a tu lado y nunca te fallará. Cuídalo bien. C”

C... claramente no han sido ni Vicky ni Brad... Tampoco se me ocurre ningún viejo conocido que haya podido ser. Al lado de la nota hay un precioso collarín con el nombre de Brutus. Tras unos minutos de meditación, digo:
  • Bueno Brutus, tú y yo vamos a ser inseparables.- Lo abrazo, le doy un cariñoso besito y él, a modo de respuesta, me da una lametada en la mejilla. Es tan mono.
Cuando termino de comer y de recoger dejo a Brutus con mi amable vecina y me voy de compras caninas. Tras horas y horas por el centro comercial decido que ya tengo muchas cosas y me dirijo al aparcamiento con las bolsas. Cuando llego a mi mercedes (que trajeron sano y salvo desde San Francisco) abro el maletero y meto todo.
Por el camino hay mucho tráfico y para pasar el tiempo pienso en todo lo que le he comprado a mi nuevo amigo. Una cómoda camita, unos cuantos juguetes, una bonita correa de color lila para sacarlo a pasear, la mejor comida que me han aconsejado en las tiendas... Y hasta he inscrito al chiquitín en una clínica veterinaria para hacer las correspondientes vacunas y por si alguna vez se pone malito.
Cuando llego a mi rascacielos meto el coche en el garaje y subo al ascensor con todas las bolsas. ¡Cómo pesan! Cuando llego a la última planta entro a mi ático, dejo todas las bolsas en la entrada y rápidamente bajo una planta para recoger a Brutus.
  • Hola. Muchas gracias por haber cuidado de él. Espero que no haya dado mucho mal.
  • Oh, no. Es un encanto de cachorro. Puedes dejarlo siempre que quieras, cielo.- Desde que compramos el ático me he preguntado por qué una persona tan mayor vive sola en un edificio como éste. Bueno, ella sabrá. La verdad es que es muy simpática.
Brutus y yo nos pasamos toda la tarde jugando, cuando llega la hora de cenar llaman a la puerta.
  • ¡Hola chicos!- Hoy he quedado con Vicky y Brad en que vendrían a cenar. Han traído a Aron.
Les doy dos besos a cada uno y le revuelvo el pelo a Aron.
Brutus viene corriendo a la entrada como un loco moviendo alegremente el rabito. Qué contento está.
  • ¡Aaalaaa! Es el perrito de la tienda.- Dice Aron.
  • Sí, al final lo he comprado.- Miento porque no les quiero contar lo sucedido, es tan raro...
  • Me alegro, te hará buena compañía.- Dice Brad.
La cena transcurre tranquilamente. Cenamos marisco y de postre he preparado tarta de manzana, a Aron le chifla. Después subimos a la terraza, hace una noche perfecta. Estamos ahí los cuatro con Brutus dando brincos por alrededor. Jugamos, hablamos, disfrutamos de las vistas, pero se hace tarde y se marchan.
  • Me alegro de veros chicos.
  • Y nosotros Aria, la semana que viene venís a comer Brutus y tú, ¿no?
  • Claro, allí estaremos. Ya decidiremos el día.- Me despido de ellos con un abrazo.
Cierro la puerta y mis pies me conducen de nuevo a la terraza. Me acomodo en una hamaca y observo tranquilamente las estrellas. Una, dos, tres, cuatro, cinco... A lo lejos se oye música, creo que es un concierto, porque también se ven luces parpadeantes de distintos colores.
Me he quedado adormilada y ya son las 2 de la mañana. Voy al cuarto de baño a darme un baño de espuma.
La imagen de Byron aparece en mi cabeza, estoy pensando en lo bien que le caería Brutus, cuando éste, de un salto, se mete en la bañera conmigo, chipiando hasta los cristales.
  • ¡Peeero bueno! Debes de ser de los pocos perros a los que le gustan mojarse...- Le digo ríendo. Él me ladra cariñosamente y chapotea en el agua.
Después de secarle y secar mi pelo me pongo un sedoso pijama y me meto en la cama.
  • Venga Brutus, tú a tu camita.- Le señalo la cómoda camita que le he comprado, colocada al lado de las grandes ventanas. Pero él me ignora y sube conmigo, se tumba a mi lado con su cabeza apoyada en mi tripa y cierra los ojos. Río a carcajadas.
  • Eres algo reblede eh. Bueno, supongo que no pasará nada porque duermas conmigo.- Le acaricio mientras cierro los ojos y me pongo a pensar de nuevo en quién me lo habrá regalado. 
C... ¿Quién demonios será C? Pienso y pienso en el día en que ví a Brutus por primera vez, lo repaso entero y mis párpados se abren de golpe.
  • C... de Christian...- Susurro.

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El pequeño Brutus

8 comentarios:

  1. Me ha encantado el capítulo! ¡¡Lindísimo!!
    Adoro al pequeño Brutus! Es tan mono... :)

    Besos.

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  2. oiss un Golden, es mi perrito prefee. Que monoso.
    Me ha gustado mucho el capii. A ver que ocurre con christian :D

    besazoos ;)

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    Respuestas
    1. También es mi preferido xD Aunque no sabía si poner un golden o un boxer... xD El golden es más dulce!
      A ver, a ver... xdxd
      Un besito

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  3. Pero que cuchi cuuuchi es Brutuuuuuus (L) Oh por Dios, me lo como :P ayyy madre ese Christian... ojalá salga Garrett GRR jaja necesito más, más, más xDD un besiito

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  4. Uyy que monada :) me encanta el capitulo besos :))

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  5. Yo tambien quiero un perrito como Brutuuuus jajaja Me ha encantado el capitulo, es geniaal!
    Un besoo

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