Ya han pasado dos meses desde que me mudé a Nueva York, así que ya es Septiembre. Vicky, como es médico, ha insistido en hacerme revisiones cada semana, a mí y a mi niña, aunque es pronto para saber cosas importantes sobre ella, de momento todo transcurre con normalidad.
Tengo
el ático totalmente terminado. Lo adoro, tiene mucha luz y todas las
habitaciones están cargadas de grandes ventanas por las que se puede
ver el río Hudson y otros rascacielos, incluso veo la estatua de la
Libertad a lo lejos. La única habitación que no tiene tantas
ventanas es la de Vera, que está en proceso. Le he pintado toda la
habitación de un color verde pastel muy clarito, con algunas
estrellas rosas repartidas por la habitación. Espero que Byron no se
equivoque y sea chica, porque sino tendría que volver a pintarla. En
la pared donde pondré la cuna colgaré un cuadro con el retrato de
Byron.
Me
ha costado bastante acostumbrarme al cambio, hacer los papeles,
avisar a mis conocidos, arreglar el seguro médico, y sobretodo volver a mi apellido de soltera, Maslow. Sí, ahora soy Aria Maslow...
He
estado buscando trabajo, aunque estoy forrada de dinero necesito
distracción y salir de casa, pero como estoy embarazada nadie me
quiere contratar.
Estoy
preparando la comida cuando llaman a la puerta. Me aseguro de que no
se vaya a salir la comida del fuego y me acerco preguntándome quién
podrá ser a estas horas. Abro la puerta y mi corazón da un vuelvo.
Pero... En frente de mí hay una cajita con un cachorro golden
retriever. Pero no es un cachorro normal, es el que ví en la tienda
con Aron, ese por el que me volví loca. ¿Es posible que el
renacuajo se lo haya contado a sus padres y estos me lo hayan
comprado? Miro por los pasillos pero no hay rastro de nadie. Cojo la
cajita con el cachorro y la dejo en el salón. Todas mis suposiciones
se desvanecen al leer la nota que venía en la caja:
“Un
perro es la mejor compañía del mundo, porque es alegre, juguetón,
listo, siempre te hará compañía y estará a tu lado y nunca te
fallará. Cuídalo bien. C”
- Bueno Brutus, tú y yo vamos a ser inseparables.- Lo abrazo, le doy un cariñoso besito y él, a modo de respuesta, me da una lametada en la mejilla. Es tan mono.
Por el camino hay mucho tráfico y para pasar el tiempo pienso en todo lo que le he comprado a mi nuevo amigo. Una cómoda camita, unos cuantos juguetes, una bonita correa de color lila para sacarlo a pasear, la mejor comida que me han aconsejado en las tiendas... Y hasta he inscrito al chiquitín en una clínica veterinaria para hacer las correspondientes vacunas y por si alguna vez se pone malito.
Cuando llego a mi rascacielos meto el coche en el garaje y subo al ascensor con todas las bolsas. ¡Cómo pesan! Cuando llego a la última planta entro a mi ático, dejo todas las bolsas en la entrada y rápidamente bajo una planta para recoger a Brutus.
- Hola. Muchas gracias por haber cuidado de él. Espero que no haya dado mucho mal.
- Oh, no. Es un encanto de cachorro. Puedes dejarlo siempre que quieras, cielo.- Desde que compramos el ático me he preguntado por qué una persona tan mayor vive sola en un edificio como éste. Bueno, ella sabrá. La verdad es que es muy simpática.
- ¡Hola chicos!- Hoy he quedado con Vicky y Brad en que vendrían a cenar. Han traído a Aron.
Brutus viene corriendo a la entrada como un loco moviendo alegremente el rabito. Qué contento está.
- ¡Aaalaaa! Es el perrito de la tienda.- Dice Aron.
- Sí, al final lo he comprado.- Miento porque no les quiero contar lo sucedido, es tan raro...
- Me alegro, te hará buena compañía.- Dice Brad.
- Me alegro de veros chicos.
- Y nosotros Aria, la semana que viene venís a comer Brutus y tú, ¿no?
- Claro, allí estaremos. Ya decidiremos el día.- Me despido de ellos con un abrazo.
Me he quedado adormilada y ya son las 2 de la mañana. Voy al cuarto de baño a darme un baño de espuma.
La imagen de Byron aparece en mi cabeza, estoy pensando en lo bien que le caería Brutus, cuando éste, de un salto, se mete en la bañera conmigo, chipiando hasta los cristales.
- ¡Peeero bueno! Debes de ser de los pocos perros a los que le gustan mojarse...- Le digo ríendo. Él me ladra cariñosamente y chapotea en el agua.
- Venga Brutus, tú a tu camita.- Le señalo la cómoda camita que le he comprado, colocada al lado de las grandes ventanas. Pero él me ignora y sube conmigo, se tumba a mi lado con su cabeza apoyada en mi tripa y cierra los ojos. Río a carcajadas.
- Eres algo reblede eh. Bueno, supongo que no pasará nada porque duermas conmigo.- Le acaricio mientras cierro los ojos y me pongo a pensar de nuevo en quién me lo habrá regalado.
- C... de Christian...- Susurro.
El pequeño Brutus
Me ha encantado el capítulo! ¡¡Lindísimo!!
ResponderEliminarAdoro al pequeño Brutus! Es tan mono... :)
Besos.
Gracias!
EliminarYo también lo adoro ^^
Un besito
oiss un Golden, es mi perrito prefee. Que monoso.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el capii. A ver que ocurre con christian :D
besazoos ;)
También es mi preferido xD Aunque no sabía si poner un golden o un boxer... xD El golden es más dulce!
EliminarA ver, a ver... xdxd
Un besito
Pero que cuchi cuuuchi es Brutuuuuuus (L) Oh por Dios, me lo como :P ayyy madre ese Christian... ojalá salga Garrett GRR jaja necesito más, más, más xDD un besiito
ResponderEliminarUyy que monada :) me encanta el capitulo besos :))
ResponderEliminarGracias chicas!
ResponderEliminarYo tambien quiero un perrito como Brutuuuus jajaja Me ha encantado el capitulo, es geniaal!
ResponderEliminarUn besoo