Páginas

martes, 28 de agosto de 2012

Capítulo 8. Me tienes atrapado


Hace dos semanas...

Christian's pov
Mierda. Hay que comprar un nuevo cacharro de estos... ¿Será posible? Joder.
Por fín termino de servir una cerveza del grifo. Llevo diciéndole a la dueña del bar-restaurante que llame para que arreglen este estúpido grifo de cerveza y no me hace caso. Claro, como ella no es quien tiene que pelear todos los días contra él para servir una maldita jarra... Entonces levanto la cabeza y la veo. Después de dos meses pensando día a día en esa mirada que me cautivó. Me enamoró, y no lo pude evitar. Ostia, esta chica es muy lista. Seguro que ha adivinado que he sido yo el que le ha regalado el perrito. Me dirigo a ella y le sonrío.
  • Buenos días, señorita Aria.
  • Buenos días Christian.- Parece que está cavilando algo.- Puedes tutearme.- Me dice mientras sonríe de una manera irresistible.
  • Vale, tú puedes llamarme Chris.- No sé porque pero estoy nervioso.- ¿Te has decidido ya?
  • ¿Cómo?- Me pregunta con cara de loca.
  • Que si ya sabes lo que vas a comer...- Me río porque me hace mucha gracia su expresión.
  • Pues... ¿qué me aconsejas?- Qué juguetona... me gusta.
  • Sin duda, las Buffalo wings (*alas de pollo).- Ahora miro al perrito Brutus. Decidí ponerle yo el nombre porque Brutus era el nombre de mi antiguo perro. Hasta que un puto coche le pasó por encima. Fué uno de los peores días de mi vida. Después de la muerte de mi padre.
  • Vale, pues una de esas y de beber agua, por favor.- Creo que está pensando en si de verdad he sido yo el que se lo ha comprado.
  • Muy bien, en seguida estará.- Antes de darme la vuelta dirigo una mirada a Brutus. Qué perro más majo.
Le doy el pedido al de la cocina y voy a la barra a seguir sirviendo. Pienso en el día que conocí a Aria. Iba acompañada de un niño de unos 4 o 5 años. Me pregunto quién será. Recuerdo también lo que comió: risotto de queso y merluza en salsa. El risotto de queso es mi plato favorito de toda la vida, qué casualidad. Cuando acabaron de comer sentí la necesidad de hacer una locura. Aunque me llevé una buena bronca de la dueña... Seguí a esa preciosa chica y al niño hasta una tienda de animales y ví como ella se encaprichó de un precioso Golden retriever. Pero se fueron con las manos vacías. Creo que cuando salieron de la tienda me vió pero no le dí demasiada importancia. El perro me costó la paga de dos meses pero tuve la suerte de que no lo compraron en todo ese tiempo, hasta rezaba por ello... vaaale, no, no soy de los que rezan. Cuando lo compré me sentí muy raro. ¿Qué coño hacía comprándole a una desconocida un perro tan caro? Pero es una de esas cosas que sientes la extraña necesidad de hacer. Y yo soy de esos que siguen sus instintos. E impulsivo, jodidamente impulsivo. Miro otra vez a la chica y veo que la pobre se está manchando con las alas de pollo que le acaban de servir. Le pido unos minutos libres a mi colega y tras 1 minuto de discusión me los da. Cojo un servilletero y me acerco a su mesa.
  • Creo que necesitas esto.- Le digo amablemente.
  • Muchas gracias.- Me siento en una silla junto a ella. Esto le ha pillado demasiado por sorpresa así que le digo:
  • Tengo unos minutos libres...
  • Ya veo.- Qué minuto tan largo. Es uno de esos silencios incómodos. Pienso en la forma de decirle que sé porque está hoy aquí.
  • Aria, sé porque has venido aquí, justamente hoy.
  • ¿Ah, sí...?
  • Sí, justamente un día después de que misteriosamente te regalen un perro. Sabía que eras muy lista, se nota en tu mirada y en tu forma de actuar.- No sé si lo estoy haciendo bien.
  • Así que no me equivocaba, has sido tú. Sabía que eras tú el de la tienda. ¿Me seguiste?- Ahoro me sonrojo. Qué imbécil soy. Parezco un nene.
  • Tranquilo, ha sido todo un detalle, muchas gracias, pero...
  • Sé lo que vas a decir, un chico como yo comprando un perro tan caro a una mujer que ni conozco.- Me muerdo el labio. No debería haber sido tan brusco.
  • En realidad iba a preguntar cómo supiste donde vivía.- Joooder, no había caído en eso.
  • Bueno... es una larga historia.- La verdad es que no es tan larga... Le pregunté a una tía mía que trabaja en no sé qué de viviendas y tras muchas horas de buscar encontró el nombre de Aria Morrison en un ático de Manhattan. Flipé cuando ví el rascacielos. Esta mujer debe de estar forrada.
  • ¿Me la cuentas cuando salgas de aquí?- Esto sí que me pilla desprevenido. ¿Me acaba de pedir una cita o me he vuelto tarumba?
  • Claro.- Sonrío tanto que me hacen daño las mejillas. Qué guapa es. Tiiene el pelo negro, pero negro, negro. Y unos ojazos azules como el cielo. Además sus pestañas son tan largas que hipnotizan y sus labios gruesos incitan a besarlos. No se aprecia mucho porque está sentada pero tiene un tipazo...- Salgo dentro de dos horas.
  • Vale, te paso a buscar entonces. Estaba buenísimo por cierto, me alegro de haberte pedido consejo. ¿Me traes la cuenta por favor?
Le llevo la cuenta y me paga dejando propina. Menuda propina... Casi es más de lo que vale la comida entera. Parece ser que sí que está forrada. Aunque nunca le dí importancia al dinero. Al fin y al cabo, es algo que se acaba gastando. Mi padre siempre me decía: “lo que tiene precio, poco valor tiene”... Qué sabio era mi padre.
Estas dos horas se me hacen interminables. Pero cuando por fín acaba mi turno me quito el delantal y me pongo mis gafas de sol. Salgo a la puerta a esperarla y mientras me fumo un cigarro.


La veo aparecer a lo lejos. Pufff, respira Chris, si sigues así te va a salir humo por las orejas. Dios, cómo está. Es preciosa y tiene un tipo incréible. Es muy alta y delgada. Pero se le ve bastante fuerte, como si fuera al gimasio a menudo.
Se va acercando a mí como si fuera un ángel caído del cielo. Definitivamente, estoy enamorado de ella. Lo cual es una locura porque no la conozco y ni siquiera sé si tiene novio, o está casada, nada, no sé nada. Y me siento muy tonto.
Estaba tan empanado estudiándola que no me había dado cuenta de que viene sin Brutus. Seguramente lo habrá dejado en casa. No sé.
Cuando llega hasta mí se le ve algo cortada, así que me lanzo, le agarro de la cintura y le doy dos besos como si nos conociésemos de toda la vida.
Entonces ya no soy yo. Cuando la toco dejo de ser simplemente Christian Peterson para ser Christian, el tío tonto que se enamoró a primera vista.
  • ¿Qué tienes pensado, Chris?
  • Absolutamente nada. Improvisemos.
  • Eso me gusta.
Esta es la mejor tarde de mi vida. Al principio estábamos un poco cortados. Pero conforme pasaban los minutos e íbamos hablando congeniábamos genial. Es como si estuviésemos hechos el uno para el otro. Nos complementamos. Desde que murió mi padre mi vida se convirtió en un absoluto vacío, en un pozo sin fondo. Era como haber perdido la mitad de mi ser, pero ese vacío parece casi inexistente cuando estoy con Aria.
Primero vamos a un starbucks y nos pedimos dos frapuccinos de caramelo para llevar. Tras rato y rato ríendo y paseando por la preciosa y transitada Séptima Avenida de Nueva York vamos a parar a Times Square. Me llevo una sorpresa cuando descubro que Aria saca una cara cámara de fotos del bolso. Dice que siempre la lleva. Nos hacemos un millón de fotos, poniendo caras y haciendo el tonto, y con cada foto un sentimiento. Aria es la mujer más dulce que he conocido en mi vida. A su lado no siento dolor, ni penas, es difícil de explicar pero me hace sentir importante, pero no importante de forma arrogante y engreída, sino importante para ella, como si fuésemos dos extraños nacidos para estar juntos. Cuando nos cansamos de poner caras y hacer miles y miles de fotos a todo Aria me coge de la mano y me arrastra hacia el restaurante italiano Carmine's.
  • Pero Aria, seguro que está petado. Y no hemos reservado.
  • No te preocupes, tengo un contacto.- Me guiña el ojo. ¿Un contacto?
  • Cada vez me sorpende más, señorita.- Hago una mueca extraña.
  • ¡Qué tonto eres!- Ríe. Con que sí eh...
  • ¿Ah, sí? ¿Soy tonto?- Me acerco poco a poco hacia ella, le acaricio la palma de la mano con mis dedos mientras mi otra mano va en busca de su mejilla. Acerco mis labios a los suyos de manera que piense que voy a besarla, y cuando cierra los ojos y sé que lo está deseando le digo ríendo:
  • ¡Aria!- Da un respingo y abre los ojos.- ¡Tengo hambre! ¿Qué hay de ese contacto tuyo?- Le pregunto enarcando las cejas en un intento de mueca graciosa.
  • Me las pagarás Christian Peterson...- Lo dice de coña pero sé que me acabará gastando una broma. Estaré atento por si acaso...
Entramos en el restaurante y Aria habla con una mujer italiana de unos 45 años. Parece una mujer importante ya que nos dirige a una mesa para dos, habla con un chico joven y éste rápidamente nos pide nota. Pedimos la cena y me fijo en el lugar. Es elegante pero pensaba que sería más formal. Hay mucha gente y hay un ambiente muy hogareño. Tras una rica y agradable cena italiana insisto en invitar a Aria pero ella me argumenta diciendo que no le gustan los hombres que insisten en pagar, y que además me lo debe, por Brutus.
  • Tú ganas, pequeñaja.

Salimos del restaurante y como se ha levantado algo de aire le dejo mi chaqueta a Aria. Le sienta bastante bien.
Luego de meditar el siguiente destino cogemos un taxi y le indicamos el Hudson River Park. Cuando llegamos descubrimos muchas parejitas acarameladas. Paseamos un poco y nos sentamos en un banco con vistas al río.
  • ¿Tienes frío?
  • Un poco.- Se muerde el labio. Dios, me encanta cuando se muerde el labio. Es tan sexy. La acurruco a mi lado y la rodeo con los brazos de manera que no le vaya la corriente.
  • Mucho mejor. Gracias.
  • De nada pequeñaja.
Disfrutamos de las vistas, del fresco y del olor del otro un buen rato.
  • ¿Sabes? Me encantaría congelar este momento. Y estar en tus brazos siempre.- Cuando la escucho decir esto no puedo evitar sonrojarme. Mi cuerpo está paralizado ante tanta dulzura. Una corriente más que agradable me recorre poco a poco y se introduce por cada poro, arrancando con él pequeñas sensaciones de felicidad. Tengo ganas de gritar y de correr, pero soy una estatua pegada al cuerpo de Aria.
  • Y yo sería el hombre más feliz de este universo.
Se hace muy tarde y descubro que Aria vive en el ático de un rascacielos en primera línea que se puede ver desde aquí.
  • ¿En serio? ¿Vives en lo alto de ese rascacielos?
  • Sí, la última planta y la terraza son mías. Bueno, cuando lo compramos era propiedad de Byron y mía. Pero...- ¿Byron? Estoy flipando. Esto me pilla muy desprevenido. Demasiado.
  • ¿Quién es Byron?- No se lo pregunto de manera brusca pero sé que se ha dado cuenta de mi inquietud.
  • Byron... es mi ex-marido.- Ay, Dios. No sé si estoy preparado para oír esto.
  • Aria, si no quieres hablar de esto ahora lo entiendo, es tarde y estamos cansados. Y no quiero que te sientas presionada, no me debes ninguna explicación.- Aunque no puedo evitar morir de curiosidad.
  • En realidad... deseo contártelo. Pero tienes razón, es tarde, y tú mañana trabajas. ¿Qué tal si nos vamos a dormir y mañana paso a recogerte?
  • Perfecto.- Pero sé de uno al que igual le cuesta conciliar el sueño esta noche.
La acompaño hasta el portal del rascacielos. Qué lujazo...
  • Chris, ha sido la mejor cita de mi vida.
  • Y la mía, sin duda. Eres increíble.- Le doy dos tiernos besos en las mejillas.- Hasta mañana pequeñaja, que descanses.
  • Hasta mañana, Chris.- Me da mi chaqueta.- ¿Está todo bien, no?
  • Claro que sí, tonta.
  • Genial.- Qué sonrisa tan bonita.- Adiós.
Y se mete dentro. Y yo me quedo aquí. Sin reaccionar. Es el frío el que me mueve.
Llego a mi apartamento en Brooklyn. Dejo las llaves, me quito la ropa y me doy una ducha tibia. Me meto en calzoncillos a la cama y cierro los ojos.
  • Aria, Aria... me tienes atrapado.- Y después de ese susurro que solo yo he oído me sumerjo en mis sueños donde aparece una chica de pelo negro y ojos azules. Le cojo de la mano y la beso. Pero aparece un hombre sin cara que nos separa, y entonces Aria susurra “Byron”.



domingo, 26 de agosto de 2012

¡Cucu!

¡Muy buenas! Os tengo que pedir perdón por haber dejado un poco de lado la historia de Aria, pero es que tengo exámenes de física y mates el 3 y el 4 para subir nota y la verdad es que este verano me he tocado los pies y no me ha cundido nada, vamos, que me ha pillado el toro xD Así que siento deciros que hasta entonces no sé si podré subir algún capítulo, supongo que un par sí que me dará tiempo :) Os prometo que lo intentaré :3 Y también os prometo que a partir de ahora la historia va a dar muchos giros y tendrá más drama y más amor que nunca, y sobretodo... mucho misterio, ya que a Aria le pasará algo que jamás se imaginó que le podría suceder... ahí lo dejo ^^ muahaha :)



Ah, y os tengo una sorpresa a las lectoras tributos ^^ No sé si sabréis que ADORO la saga de Los juegos del hambre... y adoro todos vuestros fantásticos blogs de fanfics sobre ellos, es por eso que tengo ideas para empezar a escribir una historia basada en éstos. Y como sois las mejores lectoras del mundo os voy a contar sobre qué tratará: mi idea es basar la misma historia de Los juegos del hambre pero aquí, ¡en mi España querida! La sensacional Suzanne Collins nos atrapó con su sublime novela que trata sobre la injusticia que imparte el Capitolio en un mundo postapocalíptico llamado Panem, situado en lo que antes era Norteamérica... ¡pero no sabemos nada de los demás países! Así que mi idea es explicar un poco lo que ha sucedido con el resto del mundo, ya que me parece justo escribir también sobre Sudamérica, Europa, etc, y centrar la misma historia de Suzanne pero en España, que tendrá otro nombre, con un Capitolio distinto, distritos distintos, gente distinta y costumbres distintas... ¡las nuestras! Serán las mismas reglas pero con otros dramas, romances, etc. Y conectaré la historia con lo que suceda en Panem, es decir, que no marginaré lo que suceda en España xD
Os pido que me comentéis que os parece, y si me queréis aconsejar ya sabéis que adoro los consejos ^^ Ah, y si al final esto sigue adelante os daré la opción de escribirme un pequeño texto por si queréis aparecer en la historia... pero esto ya os lo comentaré cuando ponga en marcha todo este chandrío xD


Bueno pues eso, por las noches iré trabajando en ambas historias y os subiré la sinopsis de esta nueva en cuanto pueda =)

¡Un besito gordo y que la suerte esté siempre, siempre de vuestra parte!

jueves, 23 de agosto de 2012

Capítulo 7. Otra vez ese dolor desgarrador

15 años atrás...
  • Mamá, ¿existe el amor a primera vista?
  • Claro que sí, cariño. El amor es el sentimiento más extraño de todos. Puede formarse poco a poco o puede aparecer derrepente sin siquiera darnos cuenta.
  • ¿Y tú te enamoraste de papá nada más conocerlo o poco a poco?
  • Tu padre y yo nos conocíamos desde muy pequeños, cariño, creo que siempre estuvimos enamorados pero no nos dimos cuenta hasta el día en que pensábamos que nos iban a separar.
  • Lo recuerdo. Me lo contaste una vez. Los abuelos se querían llevar a papá a otro país, ¿verdad?
  • Sí, cariño, pero nuestro amor consiguió evitarlo.
  • Mamá...
  • ¿Qué, cariño?
  • ¿Crees en los segundos amores?
  • Pero bueno Aria. Tú aún eres pequeñita para pensar en estas cosas. Mira, que se te quede esto grabado para cuando seas mayor: cuando estés con un hombre y sientas mariposas en el estómago, cada vez que le mires sientas la necesidad de sonreír y tu corazón palpite con fuerza cada vez que le toques, entonces, sólo entonces, sabrás que estás enamorada. Sea el primero, el segundo, el tercero o el décimo.
En la actualidad...
Llevo un par de semanas quedando con Chris día sí, día también. No sé cómo expresar lo que siento. Cuando estoy con él noto mariposas en el estómago, y siempre que lo miro una sonrisa se dibuja en mi cara y cuando le toco mi corazón palpita con fuerza. Mi madre me dijo una vez que eso solo podría significar que estoy enamorada. Lo raro es que lo que siento por Chris es distinto a lo que sentía por Byron. De casados casi no hablábamos, él siempre estaba en el trabajo y yo siempre estaba pintando o en la ciudad con mis amigas. Lo único que había era pasión. Yo creía que estaba perdidamente enamorada, pero ahora no puedo evitar dudarlo. Sin embargo Chris y yo nos pasamos horas y horas hablando y riendo. El día que me preguntó sobre mí y mi pasado no me quedó más remedio que contárselo todo. Le hablé de mis padres y de su accidente, de Byron y de su muerte y aunque me costó mucho, también le dije que estoy embarazada, “merece saberlo” fué lo que le dijo mi cabeza a mi corazón. Él me contó también todo sobre él, ha nacido en Nueva York y nunca ha salido de aquí. Tampoco tiene padres, su madre murió cuando le dió a luz y su padre murió de cáncer hace unos 6 años. Tampoco tiene hermanos. Pienso en que somos tan parecidos que hasta me asusto. Yo lo he pasado mal, pero él no lo ha pasado mejor que yo, ni mucho menos. Nos apoyamos el uno en el otro, y tenemos a Brutus, que siempre nos hace reír. Chris dice que es como una pieza indispensable en nuestra relación porque es él quien nos ha unido, pero yo le digo que fué su cabecita a la que se le ocurrió la fantástica idea de hacerme tan precioso regalo. Solo nos diferencia una cosa a Chris y a mí: el dinero. Él vive en un piso pequeñito de Brooklynn en el que prácticamente tiene cocina, salón, dormitorio y baño en una habitación. Mientras que a mí me sale el dinero por las orejas, mejor dicho, el dinero de Byron. Creo que sus padres también me odian por eso, me he quedado con todo lo que a él le costó un gran sacrificio.
En realidad Chris y yo no estamos saliendo porque aún no tengo completamente claro lo que siento, además está muy reciente lo de Byron, ni siquiera nos hemos besado. Pero a la vez deseo hacerlo, mi cabeza me dice que no debo estar con Chris porque aún estoy de luto por Byron, pero mi corazón me dice que merezco ser feliz de nuevo, y que con Chris claramente lo sería.
Los golpes en la puerta me sacan de todos estos pensamientos. Me levanto del sofá y voy a abrir.


  • Aria, tenemos que hablar de una cosa. Si no lo hacemos me voy a volver loco.- ¿Pero qué le pasa a este chico? Está sudando a chorros y se le ve muy agotado, como si no hubiera podido dormir.
  • Está bien. Cuéntame.
  • Mira, voy a ir al grano.- Cierra la puerta con un movimiento de pierna y se acerca a mí dejando tan solo un palmo entre nosotros. Me coge el cuello con las dos manos y mirándome a los ojos me dice:
  • Aria, te quiero. Me enamoré de tí la primera vez que te ví en el restaurante y en estos dos meses y medio no ha habido ni un solo segundo del día que haya dejado de pensar en tí.- Tiene que parar para respirar.- No me importa que estés embarazada yo cuidaré de tu hija y la querré como si fuera mía.
  • Chris...
  • Shhh, calla.- Y dicho esto acerca poco a poco sus labios a los míos, tanto que noto su aliento de menta, pero antes de que se rocen algo nos interrumpe.
  • Guau, guau.
Brutus a hecho que nos tropecemos y nos hemos caído al suelo, quedando Chris encima, e ignorando al pequeño Brutus sigue acercando sus labios a los míos para intentar saciar su sed de mí. 3, 2, 1. Fuegos artificiales. En el momento en que nuestros labios se fusionan sé que estoy perdida. Amo a Christian y estoy preparada para empezar la nueva vida que tan ansiadamente buscaba. Una vida junto a él y Vera.


Seguimos ahí, tirados en el suelo, el encima de mí, bebiendo el uno del otro, abrazándonos como si nos necesitásemos para sobrevivir. Después de unos minutos se levanta y me da la mano. Se la doy y de un tirón me acurruca en su pecho. Estamos abrazados un buen rato. Me separo y le digo que voy a por algo de beber, necesito hidratarme. Por el camino no puedo evitar soltar una risita. Estoy enamorada, enamorada de verdad.


Preparo dos vasos de agua fría y voy al salón.
  • Chris, ¿dónde estás?
  • ¡Aquí arriba!
Vale, en la terraza. Subo las escaleras y me lo encuentro mirando el atardecer.
  • Es bonito, ¿eh?- Susurro.
  • Pero no tanto como tú.- Es la única persona que me ha hecho sentir así en toda mi vida, no solo feliz y excitada, sino segura, llena... y viva.

Me acerco a él, le doy el vaso de agua y se lo bebe de un trago. Dejo los vasos en una mesilla y lo agarro desde atrás. Nos quedamos mirando el atardecer un largo rato y derrepente, en un arrebato, se gira, me levanta sujetándome por la cintura y me besa apasionadamente. Yo le acaricio cada mechón de pelo, paso mis manos por su espalda, entrelazo mis dedos en su camiseta y se la levanto un poco. Noto como se le eriza el vello en el momento en que toco su piel desnuda. Le miro a los ojos y veo ese brillo intenso, ese brillo que poco a poco se hace paso hacia mi corazón, invadiéndolo con ansia. Y cuando soy consciente de que ya ha cumplido su misión, de que ya ha invadido mi corazón con ese profundo brillo, siento una explosión de sensaciones, desde furia hasta pasión pasando por amor. ¿Creéis que es posible que una sola persona pueda hacerte sentir las nubes? Yo sí, porque Christian me está haciendo sentir que vuelo. Sin soltarme me baja por las escaleras y me lleva a mi cuarto, me tumba cariñosamente en la cama y se pone encima mío sin apoyar todo su peso, aunque el suficiente para hacerme desear más y más. Con un rápido movimiento me coloco yo encima de él y le beso el torso ahora desnudo. Mi hambre aumenta y necesito ser suya. Me besa con rabia pero a la vez con dulzura bajando hasta mi cuello, y lo llena de húmedos besos. Me llamo Aria, ahora Aria Maslow, y por fín siento que encajo en este mundo, pero solo si estoy entre los brazos de Christian. Justo cuando estamos en el mejor momento el ring del teléfono nos hace dar un sobresalto. Me levanto de golpe dejando a Chris en mi cama, jadeando y descuelgo el teléfono.
  • ¿Diga?
  • Aria, Oh, Aria...- Creo que es Brad. Pero sus horribles y desesperados llantos me impiden afirmarlo con certeza.
  • Brad, ¿eres tú?
  • S-sí. Ha p-pasado algo horrible. T-te necesito. Vicky...- Noto una puñalada en el corazón, y una espeluznante sensación de déjà-vu.
  • Brad, por favor, suéltalo ya.- Me va a dar algo.
  • Vicky a muerto, Aria. Mi amor se ha ido, me ha dejado.- Nunca he notado tanto dolor en su voz. Yo sin embargo ya he pasado por esto. Dos veces. Con esta tres. Y me niego a pasarlo una cuarta.
Ya no soy yo. Ahora que por fín había agarrado con fuerza las rienda de mi vida vuelvo a sentir caer el peso del mundo sobre mis hombros. Dejo resbalar el teléfono entre mis dedos, presa del pánico, y giro la cabeza en dirección a Chris, que está aún medio tumbado en la cama, preguntándose qué ocurre.
  • Cariño, ¿qué...?
  • ¡Tienes que irte Chris! ¡No puedo volver a verte! ¡Fuera!- Le grito.
  • ¿Se puede saber que te pasa?
  • Vicky... ¡Mi mejor amiga a muerto! ¡Igual que mis padres! ¡Igual que Byron! Y ahora mi mejor amiga... era la hermana que nunca tuve... ¡Me niego a perderte también a tí, Chris!- Ahora estoy llorando desesperadamente. Necesito mantener a Chris alejado de mí para que este a salvo.- ¿No te das cuenta? ¡Todos mis seres más queridos mueren, se van de mi lado, sin yo poder evitarlo! Estoy gafada. No quiero que desaparezcas de este mundo como ellos, te quiero demasiado, por eso tienes que irte...- Ahora mi voz es un susurro. Otra vez ese dolor en el pecho que me recorre las venas y me corta la respiración. Ese dolor que ya incluso aparece como un viejo amigo de la infancia.
Él se levanta y me agarra la cabeza con fuerza.
  • Escúchame, ¡no me va a pasar nada! ¡nada mientras esté a tu lado! ¡yo te necesito y tú me necesi...
  • HABLO EN SERIO CHRIS, ¡VETE!- Pero él no se va, se queda de pie, en frente de mí, mirándome muy preocupado. Como si me hubiese vuelto una demente.
Pero no voy a caer, tengo que distanciarme de él, si le pasara algo a Chris ya no podría soportarlo más, el dolor acumulado que hay en cada rincón de mi cuerpo se multiplica ahora por mil cuando me imagino una vida sin él. Preferiría morir de la peor manera posible a que él desapareciera para siempre, por eso tengo que dejarlo marchar...

Resultados

¡Holaaa, holaaa!
Ya tengo aquí los resultados de las encuentas, las he tenido muy pocos días porque escribo rápido los capítulos y como la historia va deprisa tenía que saber lo que opinábais para hoy, porque el capítulo de hoy va a ser muy askajwask jajajaja
Bueno, pues lo dicho, los resultados:

¿Quién queréis que sea Christian?
En tercer puesto, Keegan Allen, con 2 votos y un 14%.
En segundo puesto, Zac Efron, con 5 votos y un 35%.
Y en primer puesto, y por tanto, nuestro CHRISTIAN, Garrett Hedlund, con 7 votos y un 50%.

Por desgracia al pobre no lo veremos en la saga de LJDH pero lo podéis ver en acción en mi historia xD


¿Queréis que Aria se vuelva a enamorar?
La respuesta en tercer puesto es No,  con un voto y un 5%.
La respuesta en segundo puesto es Sí, pero sin que se olvide de Byron, con 6 votos y un 33%.
Y la respuesta en primer puesto es Siiii, con 11 votos y un 61%.


Así que... solo me queda decir que... ¡gracias por haber votado y a disfrutar de la historia!

miércoles, 22 de agosto de 2012

Capítulo 6. El simpático chico del bar

Definitivamente, estoy desvariando. Tengo que hablarme a mí misma porque sino no me tranquilizo.
  • Vamos a ver, Aria, es imposible. Ese chico no te conoce de nada, ¿cómo te va a regalar un perro?- Me digo.- Tan solo sabe tu nombre ¿y ya te va a estar haciendo regalos? Y encima un perro, como si fueran baratos.- Bueno, para mí lo es, pero para un chico que trabaja en un bar-restaurante no creo que le cueste poco esfuerzo que digamos.- Brutus, Brutus... Si supieras hablar me lo dirías, ¿verdad pequeñín?- Me sorprende que me ladre, es como si lo hubiera entendido.
Ya sé, mañana iré al bar y si con un poco de suerte está podré preguntárselo yo misma... Pero, ¿y si no ha sido él? Pensará que estoy loca, o que soy rara, o que estoy loca y además como suplemento soy rara, o algo así.
  • ¡Lo tengo! ¿Sabes lo que vamos a hacer, Brutus? Mañana nos dejaremos caer por ahí como quien no quiere la cosa... Seguro que te permiten entrar, bueno, esperemos... Y si se me pinta la oportunidad de hablar con Christian y preguntarle lo haré disimuladamente.
Vale, estoy hablando sola. Si por lo menos dijera que estoy hablando con un perro se podría aceptar, pero me siento aún más ridícula cuando me doy cuenta de que Brutus está dormido. En otras palabras, ya no me pregunto si estoy loca, ahora, sé con certeza que lo estoy.


Me despiertan las lametadas de Brutus. Este perro me cae cada vez mejor. Me hace sonreír. No me siento tan sola, y el continuo dolor que va desde mi pecho hasta todos y cada uno de mis músculos ya casi ha desaparecido. Lo cojo en brazos, damos vueltas por la cama, le rasco y él corretea a mi alrededor.
Tras el bostezo más largo del mundo hago la cama y me voy a hacer el desayuno. Me preparo unas tostadas con mantequilla y mermelada de melocotón y me como un pequeño trozo de tarta de manzana que sobró ayer en la cena. Le echo comida a Brutus mientras me voy a vestir.
Hoy me siento tan extrañamente alegre que pongo la música a todo volumen y se oye por toda la casa. Voy tatareando hasta el armario y medito unos minutos sobre qué ponerme.
Como sigue haciendo mucho calor eligo un top blanco y una falda con estampado muy fresca. Lo conjunto con unas sandalias romanas blancas.


Me hago una trenza de raíz cogiendo todo el pelo y solo me pinto los labios con un gloss marrón claro.
Preparo mi bolso rojo de chanel repasando todas las cosas para no dejarme nada, le pongo la correa a Brutus y cierro la puerta con llave.
No voy a coger el coche porque me será imposible aparcar, así que decido coger un taxi. Y como no sé la calle exacta del bar le pido al taxista que me deje en una entrada de Central Park, de allí sabré llegar a pie.
Hoy nos cuesta una eternidad llegar, pero los tres cuartos de hora que hemos estado en el taxi los he pasado pensando en el adorable chico de ojos azules y pelo castaño despeinado. Paseo un poco a Brutus por el parque y dejo que haga sus necesidades. Entre unas cosas y otras llegaremos al bar ya a la hora de comer.



No me equivocaba, llegamos a las 2 de la tarde. Por suerte dejan entrar al perro pero solo si lo ato y si empieza a dar mal tendría que sacarlo a la puerta.
Nada más entrar se puede apreciar que está lleno de gente. Como solo soy una no tengo problema para encontrar una mesita, aunque está lejos, cerca de los baños.
Ato a Brutus, me acomodo y busco con la mirada a Christian. Vaya, no lo veo... Será mejor que mire la carta, se van a dar cuenta de que busco a alguien...
  • Buenos días, señorita Aria.- Antes de levantar la mirada sé de donde salen esas palabras. Es Christian... A pesar de haberle oído solo un par de veces un día reconocería esa voz tan dulce en cualquier lugar, me produce tanta seguridad... 
Levanto la cabeza y mis ojos se encuentran con los suyos. Sus labios forman una agradable sonrisa. Boom... boom... boom, boom, boom, boomboomboom. Mi corazón se vuelve loco. ¿Pero qué me pasa hoy? Estoy más rara que de costumbre.
  • Buenos días Christian.- Mis palabras fluyen desde la garganta hasta la boca sin siquiera esforzarme en producirlas. ¿Por qué no me tutea?- Puedes tutearme.- Le sonrío.
  • Vale, tú puedes llamarme Chris.- Está algo nervioso.- ¿Te has decidido ya?
  • ¿Cómo?
  • Que si ya sabes lo que vas a comer...- Ríe. Por favor, que tonta soy.
  • Pues... ¿qué me aconsejas?- Pero por qué hablo así, ésta no soy yo.
  • Sin duda, las Buffalo wings (*alas de pollo).- Está mirando de reojo a Brutus con cara rara, como esperando algo.
  • Vale, pues una de esas y de beber agua, por favor.- Claramente me lo ha regalado él.
  • Muy bien, en seguida estará.- Y antes de irse vuelve a mirar a Brutus... Já, ¡te pillé!
Me trae la comida una mujer y se lo agradezco. Esto está buenísimo pero me estoy poniendo un poco pringada.
  • Creo que necesitas esto.- Chris viene con un servilletero.
  • Muchas gracias.- Se sienta conmigo en la mesa. ¿Pero qué hace? Antes de que pueda abrir la boca él se anticipa.
  • Tengo unos minutos libres...
  • Ya veo.- Estamos un minuto en silencio sin saber qué decir. Esto es un poco incómodo. Parece que está buscando las palabras necesarias para decirme algo.
  • Aria, sé porque has venido aquí, justamente hoy.
  • ¿Ah, sí...?
  • Sí, justamente un día después de que misteriosamente te regalen un perro. Sabía que eras muy lista, se nota en tu mirada y en tu forma de actuar.
  • Así que no me equivocaba, has sido tú. Sabía que eras tú el de la tienda. ¿Me seguiste?- He conseguido que se sonroje. Tampoco quiero hacerle sentir mal, ni mucho menos. Es un chico muy simpático. Antes de que pueda responder le digo:
  • Tranquilo, ha sido todo un detalle, muchas gracias, pero...
  • Sé lo que vas a decir, un chico como yo comprando un perro tan caro a una mujer que ni conozco.
  • En realidad iba a preguntar cómo supiste donde vivía.
  • Bueno... es una larga historia.
  • ¿Me la cuentas cuando salgas de aquí?
  • Claro.- Sonríe como si no hubiera mañana. La otra vez no me fijé bien, pero es guapísimo. Ese pelo castaño hace que esos ojos tan extraños y bonitos resalten. Sus labios son carnosos y se han creado exclusivamente para ir a juego con esa dentadura tan blanca. Tiene unas pequitas en las mejillas, aunque son my claritas y casi no se ven.- Salgo dentro de dos horas.
  • Vale, te paso a buscar entonces. Estaba buenísimo por cierto, me alegro de haberte pedido consejo. ¿Me traes la cuenta por favor?
Pago y salgo con Brutus a la calle.
Le hago una visita a una vieja conocida que vive aquí al lado y cuando llega la hora Brutus y yo vamos al bar a buscar al simpático Chris.
Cuando llego a la calle veo que ya está esperando en la puerta. Está fumándose un cigarro. Sin el delantal se aprecia lo bien que viste. Lleva unas bermudas azul marino y una camiseta blanca a rayas del mismo color que el pantalón. También se ha puesto unas gafas de sol que le sientan jodidamente genial.
Cuanto menos espacio va quedando entre nosotros más me tiemblan las pernas. Parezco una adolescente ñoña. Sigo sin saber qué me sucede...
Llego hasta él y no sé que hacer, pero no me da tiempo a pensar nada porque él me agarra de la cintura y me da dos besos, como si nos conociésemos de toda la vida.
Ahí es cuando mi corazón estalla. El momento en que me toca la cintura me estremezco y cuando me da los dos besos se enciende mi instinto de mujer. Mi cuerpo está reviviendo sensaciones que hace mucho que no sentía. Sensaciones que parecen tan lejanas como la vida misma.

lunes, 20 de agosto de 2012

Capítulo 5. Nuevas compañías


Ya han pasado dos meses desde que me mudé a Nueva York, así que ya es Septiembre. Vicky, como es médico, ha insistido en hacerme revisiones cada semana, a mí y a mi niña, aunque es pronto para saber cosas importantes sobre ella, de momento todo transcurre con normalidad.
Tengo el ático totalmente terminado. Lo adoro, tiene mucha luz y todas las habitaciones están cargadas de grandes ventanas por las que se puede ver el río Hudson y otros rascacielos, incluso veo la estatua de la Libertad a lo lejos. La única habitación que no tiene tantas ventanas es la de Vera, que está en proceso. Le he pintado toda la habitación de un color verde pastel muy clarito, con algunas estrellas rosas repartidas por la habitación. Espero que Byron no se equivoque y sea chica, porque sino tendría que volver a pintarla. En la pared donde pondré la cuna colgaré un cuadro con el retrato de Byron.
Me ha costado bastante acostumbrarme al cambio, hacer los papeles, avisar a mis conocidos, arreglar el seguro médico, y sobretodo volver a mi apellido de soltera, Maslow. Sí, ahora soy Aria Maslow...
He estado buscando trabajo, aunque estoy forrada de dinero necesito distracción y salir de casa, pero como estoy embarazada nadie me quiere contratar.
Estoy preparando la comida cuando llaman a la puerta. Me aseguro de que no se vaya a salir la comida del fuego y me acerco preguntándome quién podrá ser a estas horas. Abro la puerta y mi corazón da un vuelvo. Pero... En frente de mí hay una cajita con un cachorro golden retriever. Pero no es un cachorro normal, es el que ví en la tienda con Aron, ese por el que me volví loca. ¿Es posible que el renacuajo se lo haya contado a sus padres y estos me lo hayan comprado? Miro por los pasillos pero no hay rastro de nadie. Cojo la cajita con el cachorro y la dejo en el salón. Todas mis suposiciones se desvanecen al leer la nota que venía en la caja:

Un perro es la mejor compañía del mundo, porque es alegre, juguetón, listo, siempre te hará compañía y estará a tu lado y nunca te fallará. Cuídalo bien. C”

C... claramente no han sido ni Vicky ni Brad... Tampoco se me ocurre ningún viejo conocido que haya podido ser. Al lado de la nota hay un precioso collarín con el nombre de Brutus. Tras unos minutos de meditación, digo:
  • Bueno Brutus, tú y yo vamos a ser inseparables.- Lo abrazo, le doy un cariñoso besito y él, a modo de respuesta, me da una lametada en la mejilla. Es tan mono.
Cuando termino de comer y de recoger dejo a Brutus con mi amable vecina y me voy de compras caninas. Tras horas y horas por el centro comercial decido que ya tengo muchas cosas y me dirijo al aparcamiento con las bolsas. Cuando llego a mi mercedes (que trajeron sano y salvo desde San Francisco) abro el maletero y meto todo.
Por el camino hay mucho tráfico y para pasar el tiempo pienso en todo lo que le he comprado a mi nuevo amigo. Una cómoda camita, unos cuantos juguetes, una bonita correa de color lila para sacarlo a pasear, la mejor comida que me han aconsejado en las tiendas... Y hasta he inscrito al chiquitín en una clínica veterinaria para hacer las correspondientes vacunas y por si alguna vez se pone malito.
Cuando llego a mi rascacielos meto el coche en el garaje y subo al ascensor con todas las bolsas. ¡Cómo pesan! Cuando llego a la última planta entro a mi ático, dejo todas las bolsas en la entrada y rápidamente bajo una planta para recoger a Brutus.
  • Hola. Muchas gracias por haber cuidado de él. Espero que no haya dado mucho mal.
  • Oh, no. Es un encanto de cachorro. Puedes dejarlo siempre que quieras, cielo.- Desde que compramos el ático me he preguntado por qué una persona tan mayor vive sola en un edificio como éste. Bueno, ella sabrá. La verdad es que es muy simpática.
Brutus y yo nos pasamos toda la tarde jugando, cuando llega la hora de cenar llaman a la puerta.
  • ¡Hola chicos!- Hoy he quedado con Vicky y Brad en que vendrían a cenar. Han traído a Aron.
Les doy dos besos a cada uno y le revuelvo el pelo a Aron.
Brutus viene corriendo a la entrada como un loco moviendo alegremente el rabito. Qué contento está.
  • ¡Aaalaaa! Es el perrito de la tienda.- Dice Aron.
  • Sí, al final lo he comprado.- Miento porque no les quiero contar lo sucedido, es tan raro...
  • Me alegro, te hará buena compañía.- Dice Brad.
La cena transcurre tranquilamente. Cenamos marisco y de postre he preparado tarta de manzana, a Aron le chifla. Después subimos a la terraza, hace una noche perfecta. Estamos ahí los cuatro con Brutus dando brincos por alrededor. Jugamos, hablamos, disfrutamos de las vistas, pero se hace tarde y se marchan.
  • Me alegro de veros chicos.
  • Y nosotros Aria, la semana que viene venís a comer Brutus y tú, ¿no?
  • Claro, allí estaremos. Ya decidiremos el día.- Me despido de ellos con un abrazo.
Cierro la puerta y mis pies me conducen de nuevo a la terraza. Me acomodo en una hamaca y observo tranquilamente las estrellas. Una, dos, tres, cuatro, cinco... A lo lejos se oye música, creo que es un concierto, porque también se ven luces parpadeantes de distintos colores.
Me he quedado adormilada y ya son las 2 de la mañana. Voy al cuarto de baño a darme un baño de espuma.
La imagen de Byron aparece en mi cabeza, estoy pensando en lo bien que le caería Brutus, cuando éste, de un salto, se mete en la bañera conmigo, chipiando hasta los cristales.
  • ¡Peeero bueno! Debes de ser de los pocos perros a los que le gustan mojarse...- Le digo ríendo. Él me ladra cariñosamente y chapotea en el agua.
Después de secarle y secar mi pelo me pongo un sedoso pijama y me meto en la cama.
  • Venga Brutus, tú a tu camita.- Le señalo la cómoda camita que le he comprado, colocada al lado de las grandes ventanas. Pero él me ignora y sube conmigo, se tumba a mi lado con su cabeza apoyada en mi tripa y cierra los ojos. Río a carcajadas.
  • Eres algo reblede eh. Bueno, supongo que no pasará nada porque duermas conmigo.- Le acaricio mientras cierro los ojos y me pongo a pensar de nuevo en quién me lo habrá regalado. 
C... ¿Quién demonios será C? Pienso y pienso en el día en que ví a Brutus por primera vez, lo repaso entero y mis párpados se abren de golpe.
  • C... de Christian...- Susurro.

Tumblr_m8fv2ws6ob1r6ipclo1_500_large
El pequeño Brutus

domingo, 19 de agosto de 2012

Inventando a Christian

¡Muy buenas! Como sabréis las que leeis mi historia de Aria, ha aparecido un nuevo personaje que se llama Christian, el chico del bar. He decidio que va a ser importante, pero aún no sé en qué sentido... xD
Bueno pues una lectora, Isa, me ha propuesto ponerle cara, como he hecho con Aria (que he elegido a la guapísima Megan Fox).



Dicho esto os voy a enseñar a los candidatos para Christian y espero vuestras opiniones. He elegido a estos tres porque rondan los 25 años y pegan con la descripción. Al que salga más votado iré subiendo fotos de él en los capítulos que aparezca.
IMPORTANTE: hay solo 3 días para votar porque volverá a aparecer pronto. Y después de ver las fotos votad en el test de la derecha, no por comentarios, por favor. Así me será más fácil el recuento :3

1er candidato: Garrett Hedlund
 

2º candidato: Keegan Allen

3er candidato: Zac Efron

¿Qué piensas? ¿Cuál de estos bombones te gusta más?


Capítulo 4. Vacío incurable... ¿o no?



Hoy me he levantado extremadamente triste. Estos días en casa de Vicky me estoy dando cuenta de lo feliz que es, y no es que no me alegre, al contrario, pero pienso en que Byron , yo y nuestra hija, o quien sabe, nuestros hijos, podríamos haber sido tan flices como ellos. Cuando medito sobre las cosas que se va a perder mi amor me derrumbo, la carita de su hija, su sonrisa, sus primeros pasos... pienso también que nunca me verá envejecer, que nunca podrá disfrutar de todo lo que le faltaba por experimentar, nunca llevaremos a cabo los planes que teníamos para el futuro, y eso me hace desfallecer. ¿Por qué pasan éstas cosas? ¿Por qué se tienen que ir los mejores? No hay más dolor en la vida que perder a un ser tan querido, y solo a los que les ha pasado esta injusta desgracia me comprenden.
Después de desayunar limpio un poco la casa, quiero compensar lo que mis amigos están haciendo por mí, que se están esmerando mucho en que siga adelante es hasta palpable.
Como Brad se ha ido a trabajar (él también trabajo en verano, como Byron, o mejor dicho, como lo hacía Byron) y Vicky ha tenido que ir a hacer unos recados, me he quedado sola en casa con Aron. Ver a Aron me ha echo mucho bien, es una ricura y nos llevamos a la perfección, el me llama tita Aria y yo le digo renacuajo. Verle corretear y jugar por la casa es lo único que me saca una sonrisa. No veo el momento de tener a mi niña conmigo, en mis brazos.
Decido que no quiero que Aron se pegue aquí metido todo el día, es verano, hay mil cosas que hacer en Nueva York. Supongo que también me servirá a mí, para despejarme y eso. Así que le mando un mensaje a Vicky avisándole, me visto, visto al renacuajo y cojo el bolso.
  • ¿Qué te apetece hacer renacuajo?
  • Puees... primero al parque a tomar un helado, después... a la tienda de animales tan grande que hay cerca de mi cole, después...
  • Bueno, bueno, tranquilo pequeño, de momento vamos al parque y después ya veremos.- Le sonrió mientras le despeino el pelo.
Cogemos un taxi y le indico la dirección.
  • A Central Park, por favor.
  • Muy bien, señorita.- Señorita... suspiro.
Al cabo de 35 minutos llegamos. Pago al taxista que era muy amable, por lo que le doy una generosa propina. Él, encantado, me sonríe sinceramente y nos desea un feliz día. Nada como la gente amable en este mundo cruel.
Nos pegamos toda la mañana en Central Park, tomamos el helado favorito de Aron, montamos en bote por el lago, paseamos por Sheep Meadow... y hasta nos hacemos fotos graciosas. Sin duda el día está yendo mejor de lo que pensaba. A la hora de comer vamos a un sitio que Aron me enseña, dice que va mucho con sus papis. ¿Quién soy yo para negárselo? Entramos, es un bar-restaurante muy bonito, no es muy formal, pero tampoco un lugar de comida rápida. Tiene bonitos cuadros en una pared y un espejo que cubre la de enfrente. Nos sentamos en una mesa de la parte del restaurante y le pregunto a Aron que quiere.
  • Siempre me pido macarrones boloñesa y pechuga de pollo con patatas.
  • Muy bien renacuajo.- No hace falta ni que llame al camarero, ha llegado ya.
  • Muy buenos días, ¿qué desean?- Cuando me giro me topo con unos preciosos ojos azules, pero no son solo azules, tienen un extraño círculo verde alrededor del iris. Madre mía, son preciosos.
  • Eh, sí. Macarrones boloñesa y pechuga de pollo con patatas para el renacuajo.
  • Muy bien.- Apunta en la libreta.- Y usted, ¿preciosa dama?- Me ruborizo, y no sé por qué.
  • Puees... risotto de queso y merluza en salsa, por favor.
  • Gran elección, la merluza en salsa hoy está especialemente buena.- Qué sonrisa tan adorable.- Lo tendrán en unos 10 minutitos. Ahora les traigo algo de beber, ¿agua o...?
  • Sí, por favor, agua. Muchas gracias.
Esperamos unos minutos y antes de que sean 10 nos sirven la comida. Vaya, qué rápidos, y tiene una pinta increíble.
Comemos muy a gusto mientras charlamos sobre cosas sin excesiva importancia. Pronto nos acabamos el primero y nos sirven el 2º.
  • Aquí tienen. Espero que estén comiendo a gusto.- Es el mismo chico que antes. Tendrá unos 25 años, como yo. Tiene el pelo castaño con un estilo desenfadado, y unos dientes muy blancos. No deja de sonreír así que se puede apreciar bastante. Este chico me transmite simpatía, es como un vaso de agua fresca en medio del desierto, sientes la necesidad de no dejar de hablar con él.
  • Sí, estaba muy bueno, y son muy amables, gracias.- Cuando le miro y le sonrío parece que el chico se pone algo nervioso y se le cae la bandeja al suelo.
  • Vaya, qué tonto soy.
Me agacho y le ayudo.
  • Qué va. A todos nos puede pasar. Desgraciadamente el ser humano es algo torpe por naturaleza.- Intento quitarle importancia, tiene las mejillas muy rojas.
  • Gracias, señorita.- Y se va.
  • Ese chico estaba rojo, creo que le gustas tita Aria.
  • Calla renacuajo, ¡no seas maruja!- Le saco la lengua, pero no puedo evitar pensar en lo que ha dicho.
Cuando terminamos el 2º plato estamos llenos y no nos entra postre, así que pido la cuenta alegremente.
  • Serán 36 dólares.- Qué bien está de precio, pienso.
  • Aquí tiene, muchas gracias. Estaba muy bueno.- Esta vez es una chica.
Cogemos las cosas y nos dirigimos a la puerta, me fijo en que el chico me mira, y antes de salir se acerca algo rápido.
  • Me llamo Christian. ¿Puedo saber su nombre, señorita?
  • Soy Aria, Aria Morrison.- Le dedico una dulce sonrisa y cojo a Aron de la mano.
  • Vamos a la tienda de animales renacuajo.
Es la favorita del peque, según me ha dicho. Está a solo 6 minutos del restaurante.
  • Vaya sí que es grande.- Digo cuando llegamos.
  • Sí, tita, y ya verás por dentro, ¡hay muuuchos tipos de animales!
Me lleva rápido y ya llevamos un cuarto de hora en la tienda cuando llegamos a los perritos. Mi mirada va directamente a un precioso cachorrito que sin duda sé que es un golden retriever. Es lo cosita más mona que he visto en mi vida. Aron se debe haber percatado de que me ha hipnotizado porque dice:
  • ¿Por qué no lo compras tita? Tienes mucho dinero.- Río por ese comentario.
  • No es por el dinero renacuajo, una mascota requiere mucho trabajo, y más un perro, hay que sacarlo a pasear, llevarlo al veterinario, darle de comer... Y además esta raza se hace enooorme.
  • Aún así me lo cogería.- Me guiña el ojo y se va a mirar el perrito de al lado. Hay que ver este niño, con lo pequeño que es y lo listo y espabilado que es ya.
Me quedo ahí plantada sin poder dejar de mirar al perrito. Miro el reloj y veo que es algo tarde así que busco a Aron, le cojo de la mano y vamos hacia la puerta. Pero... ¿qué?
Juraría que... ese chico que acaba de salir era... el del bar. No importa. Seguro que son imaginaciones mías. Estoy algo trastornada.
Vicky me llama y me dice que han llegado mis cosas de la mudanza y que ya han traído mi querido mercedes. Bien, ya puedo instalarme en mi ático y dejar de darles mal.
Mañana mismo me pondré manos a la obra y a decorar mi nueva casa.

sábado, 18 de agosto de 2012

Capítulo 3. Pero todo me recuerda a él...


Hace 1 año aproximadamente...
En el julio más caluroso desde hacía mucho tiempo una deslumbrante joven de 24 años se despertaba con la sonrisa más sincera que jamás se ha visto. Nada más abrir los ojos miró a la pared donde había 84 fotos perfectamente repartidas, y sin dejar de mostrar esa preciosa sonrisa posó su mirada lentamente en cada una de ellas. Se emocionaba, lloraba, gritaba, reía, cantaba... todo esto sin apartar sus pensamientos del hombre que la había hecho feliz desde el primer día que le conoció, 6 años atrás, ese que le había ayudado a superar su tan triste pasado, ese que le regalaba una flor de distintos tipos cada mañana, sin excepción del día que fuese, él nunca se olvidó de seguir esa rutina. La chica, para no olvidar jamás el precioso detalle, disecaba las flores, todas y cada una de ellas, e hizo una preciosa vitrina en el pasillo de su casa donde las colocaba con ternura.
Hace unos días había encargado un ramo con 24 flores escogidas al azar de esa vitrina para hacer su ramo de bodas. Y hoy por fín había llegado el día de ir a buscarlas.
Cuando Aria apareció con el vestido de novia más precioso que él había visto en su vida, Byron no pudo evitar soltar una lágrima, una auténtica lágrima repleta de amor.


Y así, dos corazones latiendo al ritmo de uno, se dieron el “sí quiero” uniendo sus vidas para siempre, o mejor dicho, hasta que la muerte los separase... y lo hizo.

En la actualidad...
El avión no puede estar más lleno. Sólo hay dos asientos libres. Estoy mirando por la ventana, nunca me han gustado las tormentas, y menos cuando voy montada en un avión. Como me estoy agobiando y me está entrando un poco el pánico bajo la “persiana” de la ventanilla y cierro los ojos para relajarme. Son cinco horas y media de duración y solo llevamos una y media... genial, cuatro horas y ya estoy deseando salir de aquí. Me duele la cabeza de la presión. Me pongo a pensar en Vera. Porque sé que va a ser chica, y que se debe llamar Vera, Byron me lo dijo. Me pregunto si será como yo o se parecerá más a él. Espero que se parezca a él, que tenga ese rubio ceniza y esos dulces ojos gris verdoso. Además quiero que adquiera su personalidad, su mente privilegiada y sus ansias de ser feliz. Lamentablemente Byron pudo serlo por poco tiempo, porque esta mierda de mundo me lo arrebató. Me lo quitaron de las manos, sin ni siquiera dejar que me despidiera de él. También me gustaría que tuviera las manos que tengo yo para pintar, así podríamos hacerlo juntas, crearíamos grandes lienzos entre las dos. Diseñaré su cuarto, le haré la habitación más bella del mundo, y pintaré en una de las paredes un retrato de su padre, para que él la proteja todos los días como hacía conmigo, y ella nunca se sienta sola.
  • Aria, despierta, tienes que ponerte el cinturón, vamos a aterrizar.- Me dice mi mejor amiga.
  • Vaya, me he quedado dormida. Ni siquiera he cenado, ¿qué hora es?
  • Las 10 de la noche. Tranquila, cuando lleguemos a mi casa picas algo.- Contesta con una sonrisa.
Me quedaré unos días en su casa mientras llegan los camiones de la mudanza desde San Francisco. Además ella y Brad, su marido, me ayudarán a desempaquetar y a organizar el ático. La verdad es que tengo ganas de verlo, me encanta, también le gustaba mucho a Byron, solo pudimos ir unos días porque lo compramos nada más casarnos, y él tenía que cumplir obligaciones en el buffet, en San Francisco, así que no pudimos disfrutar demasiado de él. Ahora lo tendré para mí sola, y para Vera claro... También tengo ganas de ver a Brad y al pequeño Aron, los quiero mucho. Me vendrá bien relacionarme, encontrarme con caras conocidas y más adelante, salir de fiesta con mis viejas amigas como hacía de soltera, y qué mejor lugar que Nueva York para salir de fiesta y conocer gente. Adoro Nueva York con todas mis fuerzas, de pequeña vivía con mis padres en Brooklyn, no teníamos mucho dinero pero éramos felices. Haré una visita mañana a mi viejo barrio, lo necesito.
  • Espero que los de la mudanza cuiden bien mi mercedes, solo he pedido que me traigan ese, y sobretodo que los camiones vengan bien y no se desvíen, no quiero daros mal mucho tiempo.
  • No seas tonta, Aria, tú no nos darás mal nunca. Estamos encantados de que pases con nosotros unos días. Además, recuerda que cuando te vayas al ático seguiremos viéndonos, y prométenos que comeremos todos juntos por lo menos una vez a la semana.
  • Está bien, te lo prometo bicho.
Aterrizamos sin ningún problema en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy. Esperamos las maletas y cuando las vemos un chico bastante guapo nos ayuda a cogerlas.
  • De nada. Siempre es un placer echar una mano a las señoritas.- Dice con una dulce sonrisa. Me estremezco porque se parece tanto a Byron...
  • Perdón, señoras.- Rectifica al ver nuestros anillos del dedo índice. Aún no me lo he quitado, y me temo que tardaré en hacerlo, algo dentro de mi corazón me lo impide.
Salimos y Brad nos está esperando con un BMW negro muy bonito.
  • ¡Aquí están las dos chicas más guapas de Nueva York, de América y del mundo!- Me entra una punzada de dolor porque Byron también usaba esa expresión para calificarme.
  • Serás pelota...- Le dice su mujer antes de darle un beso.
  • Peeeero, ¡mírala! Estás estupenda.- Refiriéndose a mí. Me da un abrazo y yo le doy un beso en la mejilla.
  • Veremos si sigo así de estupenda dentro de unos meses...- Y me acaricio el vientre. 
Brad, extrañado, mira a Vicky de reojo y ésta asiente sonriendo.
  • Oh, ¡voy a ser el tío Brady! Cuánto me alegro pitufa.- Me coge y me da un par de vueltas.
  • Sí, vais a ser los tíos guays, y se va a llevar genial con Aron, pero bájame, acabo de salir de un avión y estoy algo mareada.- Le digo bromeando.
  • Bueno pues, ¡en marcha!Brad mete las maletas en el maletero y nos subimos al coche.
  • Os he preparado algo de picar, por si venís con hambre.
  • Mmm, muchas gracias Brady, me he quedado dormida en el avión y no he podido cenar.
  • Pues ahora tienes que comer por dos, bicho.- Sonríe Vicky.
  • ¿Y el peque? ¿Estará ya dormido, no?- Pregunto.
  • Uy, ese. Obviamente no te recuerda pero le hablamos tanto de tí y tiene tantas ganas de verte que seguro que no ha echo caso a mis suegros y está en la puerta esperando.- Dice Brad con una evidente sonrisa de padre orgulloso por un hijo tan espabilado.
Reímos los tres y seguimos charlando sobre cosas alegres. Se nota que mis dos mejores amigos intentan evitar los silencios para que no me sienta triste. Pese a todo me siento afortunada de tenerlos, sé que nunca, pase lo que pase, me van a dejar sola.
Apoyo la cabeza y miro por la ventanilla. Sin duda, no hay que irse de este mundo sin ver Nueva York de noche. Veo a lo lejos el puente de Brooklyn y los rascacielos de Manhattan. Una calidez sube desde mi pecho hasta la garganta y derrepente me siento segura. Noto como mis músculos se relajan y una sonrisa para nada forzada se forma en mi cara. Y así, sonriendo en silencio, me preparo mentalmente para iniciar una nueva vida irónicamente volviendo al lugar donde Aria Morrison creció.

viernes, 17 de agosto de 2012

Ático de Aria en Manhattan

¡Hola a todos! Esta entrada la voy a dedicar exclusivamente al ático que compraron Byron y Aria en Nueva York, situado en la 11th Avenue y que ahora es solo de Aria por razones obvias xD
Así que cuando os pique la curiosidad de cómo y dónde va a vivir Aria a partir de ahora solo tenéis que venir aquí, echar un vistazo, y disfrutar.
Espero que os guste, he estado mucho rato buscando pero confiaba en que cuando encontrara el adecuado lo sabría, además es difícil encontrar muchas fotos que pertenezcan a un mismo ático xD Dicho esto me despido y como siempre, espero vuestros comentarios :3

Primeras vistas al río Hudson (imaginad que en la esquina hay un caballete)

Salón principal

Comedor y pequeña zona con sillones

Cocina moderna

Habitación de Aria (eso del suelo va a ser la cama de Brutus, el futuro perrito de Aria)

Cuarto de baño

Habitación de invitados

Terraza


Sé lo que estáis pensando, menuda pedazo de casa, así da gusto vivir xD Quien lo pillara jajaja En fín, no sé cuando podré subir el tercer capítulo :S lo intentaré mañana y si no el Domingo subiría uno extra largo! 
Aprovecho también para deciros que voy a poner dos test, espero vuestra participación, ¡es importante! 
Besitos :3


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com